¿Cuál es tu lugar favorito en casa? Apuesto a que para muchos (¡muchísimos!) la respuesta es la cama. Es el mueble indispensable, con el que seguramente empezamos a amoblar una casa y con el que somos más exigentes.
No es para menos porque, aunque los expertos recomienden que la utilicemos sólo para descansar, lo cierto es que la cama es un refugio que da para mucho más. ¿Acaso hay algo más apetecible que una cama bien mullida?
Sin embargo, no siempre ha sido así. A lo largo de la historia, las camas han sufrido muchos cambios, desde los elementos que la componen y los materiales con los que está hecha, hasta el número de personas que la ocupan y el tamaño. Hoy te contamos algunas que tal vez no sabías:
1. Las camas existían desde la prehistoria y lo sabemos por pinturas en los muros de las cuevas. Por entonces, no eran más que montones de hojas cubiertas con pieles sobre las que dormían todos juntos y en posición fetal para aprovechar mejor el calor.
2. Ponerle patas a las camas para dormir a más distancia del suelo hizo más fácil protegerla de inundaciones, suciedad e insectos. También salvó a más de uno de las frecuentes mordeduras de serpientes.
3. Los egipcios tenían camas con estructura de 4 palos y los griegos fueron los primeros, según algunos escritos, en utilizar cabecero.
4. En Roma las camas de los ricos y de los pobres eran muy diferentes. Los ricos fueron los primeros en rellenar el colchón con plumas. Los pobres dormían sobre colchones muy primitivos hechos de paja que se extendían, normalmente, sobre bancos de piedra.
5.- El primer cubrecama de la historia fue elaborado con pelusa de liebre para el Emperador Romano Heliogábalo. En el Siglo XVIII, sin embargo, se prefirió el algodón y el lino, y empezaron a rellenarse en invierno con fibras naturales, como lana, pelo de caballo y coco. ¿Tal vez el origen del plumón con funda intercambiable?
6. En la época de Carlomagno se consideraba un gran honor que te invitaran a compartir cama con compañeros de armas o huéspedes. Ya entonces incluso los perros dormían con sus amos y los invitados.
7. Como medida de seguridad, los Emperadores chinos tenían muchas camas y eran pocos los que sabían en cuál dormirían cada noche.
8. Los ingleses de la Edad Media consideraban que dormir sobre tejidos suaves y mullidos ablandaba el carácter de los hombres y los hacía afeminados. ¡Inconcebible hoy!
9. El dosel o cortina se usaba desde el antiguo Egipto y su función principal era crear un microclima que conservara mejor la temperatura durante la noche, aunque estas estructuras alcanzaron su máximo esplendor durante el siglo XVIII.
10. Hubo tiempos en los que las camas eran tan grandes, que algunos relatos cuentan cómo los príncipes pedían a sus criados que pegaran fuerte con un palo al colchón para asegurarse de que no había nadie escondido.
11. En el continente americano hay referencias prehispánicas a la hamaca y el petate, que aún hoy se utilizan en todo el mundo.
12. Aunque la primera cama de agua se patenta a principios del 1900, los nómadas de Oriente Próximo utilizaban sacos hechos con pieles naturales llenos de líquido para templar su cuerpo y aislarlo del suelo.
Hoy tenemos camas altas, bajas, con patas, con estructura, simples, King size, Queen size y doble. Cuadradas, rectangulares y hasta redondas. Y las puedes adornar como más te guste: cojines, almohadones, frazadas, plumones.
Con o sin cabecero. ¡Todo un mundo de posibilidades! Y así, ¿quién se extraña de que nos guste tanto a todos y nos cueste un mundo salir de ella (sobre todo los lunes)?
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