La silla Lilla Aland: un clásico del diseño nórdico

Cuando veo muebles como éste pienso en el campo y me imagino casitas rústicas en las que cada día se cocinan platos exquisitos, con materia prima fresca.

Y es que, precisamente, el padre de ésta silla, la Lilla Aland, era un gran admirador de la artesanía y los antiguos oficios de su Suecia natal. Se llamaba Carl Malmsten (1888 – 1972) y, hasta el día de hoy, sigue siendo un referente en diseño de mobiliario nórdico. Sus teorías y trabajos sirvieron para fundar dos importantes escuelas en las que todavía se enseña la forma tradicional de hacer diseño textil y de mobiliario, así como cerámica y carpintería.

CALIDAD Y CREATIVIDAD

En una época en la que el funcionalismo reinaba en la arquitectura y el diseño, Malmsten se desmarcaba diciendo que sí, que la funcionalidad era importante, pero que también había que poner gran énfasis en la calidad técnica y en la creatividad, eso sí, reducida a formas simples.

En sus piezas abunda la madera y la sencillez. En cada diseño supo unir la sabiduría de los antiguos y las ideas de los nuevos tiempos para crear muebles eternos, como la Lilla Aland, probablemente la silla sueca más conocida del mundo.

Seguro que, aunque no supieras su nombre, la habías visto en distintos colores y como parte de decoraciones muy diversas. Es una pieza básica que queda perfecta en el comedor de una cocina, en un hall recibidor o en un dormitorio.

UN POCO DE HISTORIA

Malmsten la diseñó en 1942, cuando, visitando la iglesia de Finnström en Åland, un puñado de sillas agrupadas en la sacristía capturaron su atención. Se dio cuenta que eran todas distintas. Entonces las dibujó y, para unificar el diseño, añadió pequeños ajustes: las hizo más estrechas y amplió el tamaño del asiento, y con unos pocos retoques más consiguió una silla lista para producir en serie. La bautizó Åland, como un pequeño homenaje al lugar que le inspiró.

Carl Malmsten, que hasta su muerte siguió creando, dirigiendo sus escuelas de diseño y planeando exhibiciones, creía que todos los seres humanos tienen derecho a experimentar la belleza. Hoy podemos hacerlo a través de sus piezas, antiguos tesoros que siguen pegando con fuerza por su simplicidad romántica y su equilibrio nórdico. En SODIMAC la tenemos lista para ti.