El morado es rara vez el primer color que a uno considera para decorar (o redecorar) su casa. Es un color que puede parecer difícil, duro y a veces hasta extravagante. Pero, bien aplicado puede convertirse en un tremendo éxito, cambiando por completo el look de tu casa y dándole ese toque personal que andabas buscando.
Durante muchos años el morado era utilizado únicamente en vestimentas de la alta sociedad y la realeza, por ser un tinte extremadamente caro y difícil de conseguir. Seguro que recuerdas haber visto pinturas de altos cargos de la Iglesia, como obispos, o de los grandes Emperadores y Reyes europeos ataviados con capas de un púrpura intenso y oscuro.
En decoración el morado ha sido casi un color prohibido durante años, y para muchos sigue siéndolo. A no ser, claro, que te guste la onda boho (puedes ver nuestros consejos para lograr un estilo boho) o vintage.
Y es que el morado o púrpura es un color complejo que, en sus más de 40 tonalidades, transmite distintas sensaciones, algunas de ellas ambiguas o contradictorias. Y esa percepción que recibimos depende, en gran medida, del predominio de los colores primarios que lo conforman, el rojo y el azul.
Los tonos oscuros: para looks modernos y atrevidos
Así, los tonos más oscuros (los que tienen más rojo) suelen asociarse con el lujo, el poder y la intelectualidad, por eso, por ejemplo, el violeta, se aplica con frecuencia en espacios en los que predomina el diseño o en los que se prefiere la sobriedad.
Como es un color muy fuerte y que absorbe mucha luz, la recomendación general es aplicar morado en pequeños muebles o detalles. Pero si te decides a pintar uno de tus muros tienes dos opciones para tus muebles: apoyarte en colores oscuros, como el negro, con los que conseguirás un efecto más duro y dramático; o aligerar un poco el espacio con una gama suave y atenuada de grises.
Una apuesta sofisticada y chic es aplicar color ciruela en el baño, combinado con blancos y metalizados.
Y si rebajas un poco el tono y además incluyes algún patrón tipo Art Deco… ¿Qué te parece? A mí me fascina.
Los tonos suaves: para ambientes románticos y femeninos
Los tonos más diluidos (como el lavanda) evocan algo más al romanticismo, la nostalgia y lo femenino.
El lila o lavanda son colores infaltables en los ambientes estilo toscano, de campestres casas provenzales, muebles de madera con pintura blanca cepillada, como envejecida, y en los que no falta el frescor del verde de las hojas naturales.
En exteriores
Con una base neutra, como el blanco, y contrastado con colores fuertes y vivos, como el verde, naranjo o el turquesa, el morado se convierte en un perfecto acento para alegrar y rejuvenecer tus espacios. En exteriores es ideal para montar terrazas tipo marroquí o espacios bohemios llenos de color.
Una buena alternativa al negro
El morado, así como el negro, puede ser un color muy elegante y chic ¿Se te había ocurrido? Hay quienes no se atreven a introducir el negro, pero igual buscan un efecto un poco más denso y oscuro. Una alternativa estupenda es el morado, con el que consigues la sofisticación y el misticismo, pero con un poco más de luminosidad.
El secreto del morado está en equilibrarlo con los otros colores de la pieza y también en elegir con cuidado el material del mueble o del objeto, según el efecto que quieras conseguir. Aquí tienes algunas buenas ideas para distintos estilos:
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