Si eres una apasionada de los blogs y revistas de decoración, seguro que desde hace un tiempo estás viviendo el retorno del estilo industrial. Un look que reaparece, pero que además se mezcla con otros estilos, transformándose, fusionándose y evolucionando.
Y es que hay muchos elementos típicos de las decoraciones industriales que encajan perfecto con otros estilos. Les entregan una onda más rockera, atrevida e inesperada. Y eso es, seguramente, lo que los hace tan atractivos.
Puede ser un sofá tipo chéster, un mueble hecho con piezas de derribo, o una silla metálica tipo Tolix… Pero si quieres empezar por un elemento un poco más sutil, aunque igualmente potente, te sugiero que empieces por las lámparas.
Hay muchos tipos de lámparas industriales, de entre ellas seguramente destacan las de foco, que recuerdan a las de los rodajes de Hollywood o a las de los barcos pesqueros.
También las de sobre mesa, tipo flexo, pero que se diferencian de las de oficina por sus brazos articulados, unidos por mariposas ajustables.
Este último tipo de lámparas ya son un clásico y para que sepas, están inspiradas en una pieza icónica del diseño industrial: la lámpara Jieldé. Nacida en 1950 en el Este de Francia, y de las manos del industrial Jean-Louis Domecq, tomó su nombre de las iniciales (leídas en francés) de su creador J-L-D.
Domecq la diseñó para él, harto de no encontrar una fuente de luz adecuada para su trabajo mecánico. Le puso brazos articulados, que se podían recoger y desplegar; una pantalla orientable, fácil de manejar con una sencilla anilla metálica; y se encargó de que se pudiera ajustar al muro, colocar sobre una mesa o instalar en el canto de una superficie de trabajo con un simple cambio de base.
Por su diseño sencillo pero robusto, la Jieldé se convirtió en seguida en una lámpara perfecta para lugares de trabajo difíciles de iluminar, como talleres, fábricas o estudios. También en un icono de los looks industriales más tradicionales. Hoy, este tipo de lámparas son un sueño retro, que nos traslada al mundo pop-art, por sus colores y silueta, pero que igualmente encaja con la neutralidad del nórdico por su sencillez.
Surgió como necesidad en un rubro tosco y rudo, su éxito nunca tuvo que ver con criterios estéticos, sino más bien funcionales. Sin embargo, medio siglo después, es el objeto de deseo de interioristas y amantes de la decoración más chic.
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