Una cocina sin refri es… impensable. Y es que los electrodomésticos, sobre todo algunos, se han convertido en herramientas clave de nuestra vida. Además, en los últimos tiempos, no son sólo aparatos útiles y funcionales, sino también elementos decorativos. ¡Nada más bonito que un refri retro!
Y además, ahora que se tiende a no esconder nada dentro de armarios, los electrodomésticos y utensilios con color le dan un toque entretenido a las cocinas e invitan a cocinar y a compartir tiempo entre amigos o familia.
¿Desde cuándo tenemos electrodomésticos?
Los electrodomésticos no llevan tanto tiempo en nuestras vidas. Seguro que algunas abuelas aún recuerdan cómo eran las labores de casa sin el apoyo de la tecnología; se lavaba a mano, se cocinaba a fuego y se batía con tenedor.
Y es que desde que Edison inventó la bombilla eléctrica en 1879 aún hubo que esperar unas décadas para que varios genios aprovecharan la energía eléctrica en otras aplicaciones.
Los primeros electrodomésticos empezaron a aparecer poco después de la Guerra Civil de Estados Unidos, sin embargo, se popularizaron en los hogares estadounidenses tiempo después, a partir de 1920, cuando las ciudades más importantes del país se electrificaron.
Surgieron como respuesta a una realidad: cada vez en los hogares había menos personal de servicio y las tareas recaían sobre la mujer. Los fabricantes vieron una oportunidad y los electrodomésticos empezaron a orientarse a las amas de casa con una promesa de comodidad y ahorro de tiempo y esfuerzo.
En 1925, una publicidad para Perfection Oil Range decía que sus productos «ayudaban a convertir las horas en cocina en horas de tiempo de juego para divertirse (…)». Años después creo que sí podríamos decir que hoy la cocina es un espacio para divertirse y que los electrodomésticos nos facilitan la tarea, a todos por igual.
La Cafetera Espresso, Italia en tu cocina
El espresso es la más pura destilación del grano de café, por eso es tan concentrado y se sirve en taza pequeña. Una de sus características fundamentales es esa suave y cremosa espuma, que sólo se consigue con una máquina específica que filtra en alta presión el café muy molido con agua a 90°C durante no más de 30 segundos.
En el Siglo XIX el café era un gran negocio en Europa, sin embargo, preparar cada taza llevaba casi 5 minutos. El rubro buscaba una forma de servir más, y para eso tenía que ser capaz de prepararlo más rápido.
Después de innumerables prototipos y patentes, fue el ingeniero italiano Luigi Bazzera quien consiguió construir una máquina que filtraba café en segundos, de forma express, así que la patentó y bautizó su café espresso.
El tostador, simple y práctico
Tostar pan es un arte que llevamos practicando y mejorando diariamente desde que se inventó el pan. Que quede crujiente y dorado, pero no duro, y sobre todo que ni se queme ni nos quememos nosotros al acercarlo o retirarlo de la resistencia.
En los primeros tiempos se tostaba directo al fuego, sujetándolo con un cuchillo o un palo, después se inventó la rejilla metálica, que aún en Chile se utiliza mucho. Sin embargo, muchos de nosotros compaginamos su uso con el de la tostadora eléctrica, tal vez uno de los electrodomésticos más baratos y prácticos que ha conseguido refinarse hasta el punto de permitirnos controlar hasta el grado de tueste.
Como con todos los grandes inventos de la historia, el mundo vio y llegó a utilizar varias versiones y prototipos de tostadoras hasta llegar a la que tenemos hoy en casa.
Para ponerle una fecha, podemos decir que la primera tostadora eléctrica que tuvo éxito de masas, fue el modelo D-12 comercializado por General Electric en 1909. Su diseñador e ingeniero se llevó la gloria y el nombre en los libros de historia, se llamaba Frank Shailor y para los curiosos, acá tienen la fotografía de su invento.
Diez años después otro inventor, Charles Strite, le añadió unos resortes y un temporizador, ahí recién la tostadora empezó a parecerse más a las de hoy. Como curiosidad, en esos mismos años se empezó a comercializar el pan en rebanadas.
El refrigerador que cambió la economía argentina
El refri es uno de los electrodomésticos imprescindibles, y además el único que funciona las 24 horas del día ininterrumpidamente. Su historia es una mezcla de imprevistos, golpes de suerte y algunos rasgos amargos.
Su inventor se llamaba Charles Tellier, pero su intención nunca fue crear un armario que conservara el frío y mantuviera una temperatura estable, sino desarrollar una máquina para hacer hielo. Las primeras ideas e ilustraciones nada tuvieron que ver con el resultado final, que fue la patente del primer refrigerador funcional, en el año 1876.
Con esos primeros modelos se decidió a hacer una prueba: enviar carne desde América hasta Europa. La primera comanda salió de Buenos Aires y llegó a Ruan, en Francia, en perfectas condiciones. El experimento abrió un mundo de posibilidades que impactó directamente en los lazos comerciales y en la economía de Argentina, y también de Uruguay. Sin embargo Tellier, que carecía de espíritu empresarial, nunca supo manejar estas grandes oportunidades y acabó su vida en París, casi en la miseria.
Fueron otros los que supieron aprovechar su idea y la producción de refrigeradores se masificó y popularizó. A partir de los años 20 todas las familias empezaban a tener uno en su cocina y a olvidarse de conservar los alimentos en hielo.
Comentarios