Veo que es raro que la gente se anime con las plantas en cascada. Esas de ramas largas, que cuelgan y se pueden entrelazar, tipo hiedras o esparragueras. Sin embargo, este tipo de plantas, ya sean de hojas grandes o pequeñas, suelen verse bien frondosas y hasta esculturales integradas en la decoración de casa. Me encantan en el living, pero son verdaderas protagonistas en espacios inesperados como la cocina o los baños.
Las plantas en cascada pueden cultivarse en maceteros pequeños y aún así llegar a ser muy largas. Eso sí, es importante que esas “melenas” no arrastren por el suelo ni se enmarañen entre otros objetos, porque pueden resultar incómodas y generar un cierto efecto de descuido.
Lo mejor es poner el macetero en un spot suficientemente alto para que la planta se luzca y su caída se sienta natural, poco forzada. Para eso puedes tomar la opción más tradicional, que es instalarla en una superficie elevada, como una estantería. También colgarla directamente del techo, con un entrelazado de macramé o de cuerdas rústicas.
Si prefieres una opción más moderna ¡atrévete a ponerle patas a tus macetas! Las metalizadas que emulan figuras geométricas son lo máximo, pero también puedes “sentar” tus macetas en un pisito o una mesita auxiliar que no sea muy alta.
Son una forma lúcida y sutil de potenciar otros adornos y también una herramienta para decorar espacios complicados, como escaleras y pasillos. Aquí tienes 3 objetivos que consiguen alcanzar de forma más económica y eficiente que ningún otro adorno:
Potencian la verticalidad
Si tienes una pieza muy pequeña o los cielos de tu departamento son demasiado bajos prueba a decorar en vertical y empieza con una planta de este estilo. Al ser alargada y descender en cascada produce un efecto visual de altura que ayudará a que el cielo parezca más alto.
Poner plantas en cascada también te ayudará a realzar la estructura de muebles y columnas, a darles volumen y a “borrar” las esquinas que sobresalen hacia fuera y que, según el Feng-Shui, siempre debemos evitar.
Complementan librerías y estanterías
Las librerías suelen ser difíciles de decorar. Parece obvio llenarlas de libros, pero igual conviene salpicar algún que otro adorno para que no se sientan como de despacho de abogados o de oficina.
Una planta en cascada es el complemento ideal porque aportará ese toque de vida que a veces echamos de menos en los lomos de los libros y conseguirás un poco de frondosidad para destacar ese rincón especial.
¡OJO! Recuerda regar tu plantita con frecuencia, que a veces se nos puede olvidar cuando las colocamos sobre una estantería o en una de las baldas superiores de la librería.
Rompen la lógica de ordenación
En la lógica general, ordenamos de abajo hacia arriba, es decir, empezando por lo que tenemos más cerca de la mano de ahí subimos a los muros y el cielo. Seguramente la excepción son las alfombras, que suelen ser uno de los últimos complementos.
Sin embargo, hay dos elementos en casa que rompen esa lógica: las plantas en cascada y las lámparas de techo. Son los únicos que se colocan arriba pero lucen “hacia abajo”. Esa reversa complementa la tendencia general y crea un entorno más terminado y “redondito”, que hace que la mirada fluya en distintas direcciones.
Las plantas en cascada además quedan perfectas en cualquier tipo de decoración, aunque según con qué materiales las combines pueden adoptar personalidad: exótica y rústica con las maderas, más moderna y glam si es que las rodeas de metales o boho-étnica si te decides por unos maceteros de greda o de colores.
¿Qué te parecen?
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