Quiero que sean sinceros conmigo y me digan cuántos pasan horas recostados en la alfombra viendo tv, leyendo o incluso durmiendo. Sí, porque no hay como ese momento de relajo pleno, en que podemos simplemente dejarnos caer al suelo y disfrutar de la calidez y suavidad de una rica alfombra.
Para todos ustedes, que no se pueden despegar de ella, acá les dejo una guía para lograr un verdadero upgrade y puedan disfrutar recostados en su alfombra de una forma renovada.
Lo primero es buscar el formato ideal. Una alfombra cómoda debe tener pelo largo, ojalá de lana, y sobre todo ser suave y calentita.
Recolecta algunos cojines de tu cama, sofá o sillones. Da lo mismo su tamaño o forma. Eso sí, opta por telas suaves como el algodón o terciopelo. Agrega también una o dos mantas para evitar el frío, sobre todo durante las tardes de invierno.
Cuelga una guirnalda de luces para lograr una atmósfera especial, relajada e incluso romántica. Si quieres, también puedes poner pequeñas velas sobre alguna mesa o mueble.
Y si bien todo pasa alrededor de la alfombra, te aconsejo que tengas cerca una mesa baja, puede ser de centro o lateral. Te servirá si quieres apoyar una taza, tus libros, un parlante con música o algo de comida.
Una pera o pouf también pueden ser de ayuda para apoyar tu espalda o pies.
Por último, relájate y disfruta.
¿Qué dices? ¿No crees que es momento de un tiempo a solas con tu alfombra?
Un abrazo,
Cony
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