Los Chandelier son lámparas colgantes con cristales y abalorios. Seguro ya sabías eso. Pero ¿sabías que su nombre más que francés, es una adaptación del latín “candelabrum”, o candelabro? ¿O que también se conocen como lámparas araña, por su forma? Aunque comenzaron siendo rústicos tablones de madera cruzados y suspendidos, usados sobre todo para iluminar iglesias y monasterios, con el tiempo han ido evolucionando. Con la llegada del Renacimiento, empezaron a hacerse de bronce y hierro para adornar (e iluminar) enormes salones de palacios y palacetes. Y sin embargo, incluso esos antiguos candelabros eran solo la base de los que podemos ver hoy en día, aunque existen algunas versiones inspiradas en aquellos primeros ancestros.
Recién en el siglo XVI y gracias al florecimiento de la industria del vidrio italiano, las lámparas comenzaron a verse más recargadas. En talles de Murano, Italia, iniciaron el proceso de soplar vidrios para incorporar a las lámparas, con el objetivo de multiplicar los destellos de luz y el valor estético de cada una. Con estos nuevos adornos colgantes, los chandeliers o candelabros adquieren una nueva dimensión, casi mágica, que en muy poco tiempo fascina a las coronas europeas, y con ellas a la alta sociedad.
Ese efecto sofisticado del pasado es el mismo que hoy, después de algunos años de olvido (impuesto por el minimalismo), vuelve a levantar pasiones entre quienes amamos la decoración y el diseño. Y ya lejos de los ambientes palaciegos y de los looks clásicos y refinados, vemos estas maravillas en decoraciones de todo tipo. Quedan especialmente fabulosas cuando las ubicamos en espacios más atrevidos, que fusionan piezas ultra clásicas con elementos más contemporáneos, o con paletas de color más actuales y contrastadas.
Cierto, parece que los candelabros llevan consigo un toque de romanticismo y nostalgia. Pero logran atraer miradas y destacar por su elegancia en cualquier lugar donde los instales.
Su spot más tradicional es en el comedor, justo encima de la mesa.
Pero si quieres conseguir el efecto WOW!, atrévete a colocar la tuya en algún lugar inusual, como el baño o una terraza.
Para hacerte con una de estas antiguas joyas lo mejor es que busques en algún persa, aunque recuerda que suelen ser muy grandes y pesadas, así es que para lucirla bien, debes tener piezas amplias con cielos bien altos.
Existen versiones más modernas y convenientes, que tienen tamaños más apropiados para los departamentos y casas de hoy y con las que consigues la iluminación perfecta sin sacrificar el espacio que ocupa un candelabro tradicional.
Y si en verdad quieres jugártela con el diseño, prueba usando ¡colores más atrevidos para pintar tu candelabro! Verás que además de dar más vida al espacio se robará inmediatamente la atención de tus visitas.
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