Es cierto: decorar nos hace más felices. No es sólo un recurso literario para moverte la curiosidad y hacer que pinches este post. ¿Quieres saber cómo y por qué?
Cierra los ojos y piensa en lo que sientes cuando llegas a tu casa después de un largo día de trabajo. Si la respuesta es paz, sosiego, relajo o algo similar, seguramente es porque has conseguido hacer de un espacio que podría haber estado habitado por cualquier otro, tu hogar y tu refugio.
Y es que un hogar debería ser eso: tu espacio más personal y en el que más a gusto te sientes. En los países nórdicos se conoce como Hygge, que literalmente significa confort, y se siente tan real que, incluso, ha dado forma a un estilo decorativo. Hay quien encuentra estresante el proceso de decorar, sin embargo, para la mayoría suele ser un camino lleno de ilusión y está comprobado que nos hace sentir más felices.
Esas ganas, esas cosquillas en el estómago y ese nervio que sentimos cuando estamos planeando algún cambio (por pequeño que sea) hacen que segreguemos endorfinas, causantes últimas de que nos sintamos felices. El proceso de planificación es gratificante, mucho más cuando culmina en una representación de tu propia personalidad, y consigues que un espacio luzca como siempre habías soñado. Así que, cuando empiezas a imaginar cómo quedará un sofá colorido en tu living o cómo se vería tu baño si lo pintas de otro tono, estás activando tu cuerpo para sentirte feliz.
Pero es que, además, buscar inspiración para decorar, por ejemplo, en blogs como éste, potencia nuestra creatividad y despierta a ese pequeño artista que todos llevamos dentro. Haz la prueba y verás. Aquí tienes una muestra sencilla. Siéntate en algún rincón de tu living y piensa en cómo podrías reorganizar los muebles. Con ese simple ejercicio empezarás a sentirlo: cómo fluyen las ideas, cómo, poco a poco, van apareciendo nuevas posibilidades y cómo, en seguida, te descubres buscando sugerencias.
Ese proceso también nos ayuda a conocernos mejor y, aunque suene paradójico, nos saca de nuestra zona de confort para ayudarnos a crear espacios más cómodos.
Lo mejor es que ese click interno que sientes cuando todo encaja, te mantiene en una ilusión constante, es una sensación inagotable, que se replica con cada pequeño cambio.
Renovarse es indispensable y lindo, nos genera pensamientos positivos comprobar que una casa está viva y crece contigo: la alegría de montar la pieza de tu bebé, de instalar un comedor para invitar a tu familia y amigos, de darle forma a tu pieza de matrimonio cuando recién te casas… Cuando ese rincón está al fin terminado, cuando encontraste la alfombra ideal para tu bajada de cama o la librería que mide exactamente lo que necesitabas para ese muro tan vacío y aburrido… En esos momentos uno siente felicidad y bienestar.
Así que recuerda que decorar es mucho más que agrupar muebles entre cuatro muros. Es buscar tu bienestar y reflejar tu pequeño universo en cada detalle.
Y, por si acaso, aquí tienes una pequeña lista de trucos para ayudarte a ser más feliz en casa:
- Conéctate con la naturaleza utilizando plantas y materiales naturales.
- Potencia la luz del sol.
- Deshazte de lo que esté roto o gastado.
- Ten un lugar para relajarte.
- Crea zonas para compartir con tu familia y mantén el orden.
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