Incluso si hace frío, podemos mantener la alegría, diversión y brillo en nuestros hogares. Es más, es el mejor momento del año para hacerle un homenaje al sol y recordar que hay vida y colores después de la lluvia y las nubes. Por eso, te propongo una combinación agridulce: el verde y el rosa, dos colores que se potencian y que ayudan a crear espacios frescos y alegres.
Ya, de acuerdo, es una mezcla atrevida, pero también, quién puede negar que se gana las miradas y que transmite, ya de primeras, energía positiva y buena onda.
El rosa es un color que se asocia a lo femenino, a la cortesía y a la sensibilidad, pero que mantiene la fuerza y el romanticismo del rojo, el color del que deriva en su unión con el blanco. Combinado con el verde, un color fresco, que representa el crecimiento y la naturaleza, se equilibra, y juntos fomentan los espacios glam, juveniles y entretenidos. ¡Mira qué lindo contraste!
Eso sí, es muy importante que en esta dupla se guarde el equilibrio, porque en dosis muy altas pueden resultar excesivos. Mi consejo es que el verde predomine. ¿Por qué? Simplemente porque es un color más fácil de asimilar y también de aplicar. ¡Con un par de frondosas plantas estás listo!
Aunque si apoyas la decoración con algún mueble o textil en la misma gama, multiplicarás el efecto.
El rosa puedes dosificarlo en pequeñas decoraciones. Si quieres que sea el gran protagonista, entonces elige un tono clarito, que no abrume a la vista. Los rosas talco o cuarzo son perfectos. Un tip: si quieres que tu decoración en Green & Pink reluzca, incluye algunos destellos en cobre o dorado rosado.
¿Te atreves a ponerle color a tu invierno?
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