¿Sabías que la silla Butterfly es un diseño argentino? Y tal vez el más famoso, imitado y replicado del mundo. Su nombre original iba a ser Silla Sur, pero acabó bautizándose como silla BKF, por las iniciales de sus tres diseñadores Antonio Bonet, Juan Kurchan y Jorge Ferrari. Poco antes de darle forma a la silla, el trío –que trabajaba bajo el nombre de Grupo Austral– había colaborado con el gran maestro de la arquitectura Le Corbusier, en su estudio de París.
A su regreso a Buenos Aires, en 1938, con la filosofía práctica y simplista del modernismo europeo en mente, le dieron forma a la BKF. Idearon una estructura de barras de hierro que se doblaban y unían en dos puntos con soldadura. Este armazón de esquinas angulosas después se cubría con una pieza única de cuero. La morfología del asiento estaba pensada para que el cuerpo quedara suspendido dando la sensación de estar en una hamaca. Además, su angulosa estructura permitía adoptar distintas posiciones al sentarse, haciéndola más versátil y entretenida.
Seguramente la inspiración para los primeros bosquejos de la silla Butterfly fue la Tripolina, una silla de campaña que utilizaban los oficiales italianos durante las guerras del Norte de África. Era de madera y cuero, compacta y fácil de transportar. Pero además era una silla hermosa. En poco tiempo se hizo muy popular y personajes históricos como Thomas Edison o Theodore Roosevelt tenían una Tripolina en casa.
Bonet, Kurchan y Ferrari la reinterpretaron utilizando lenguaje y materiales más contemporáneos. La BKF o silla Butterfly tenía un proceso de fabricación simple, que consiguió unos precios razonable. Un sueño que muy pocos maestros del movimiento moderno consiguieron cumplir. Por aquel entonces cada sillón valía unos 25 dólares y tal vez por eso, para mediados de los años 40, ya era una de las sillas más imitadas y reproducidas del mundo. Sólo en la ciudad de Los Ángeles, en Estados Unidos, se fabricaban tres mil de estas sillas por semana. De estas reproducciones surgieron nuevos nombres que la identificaban, por eso a este modelo también se le conoce como Sillón AA o Silla Butterfly.
Hoy, casi 80 años después, sigue siendo un referente de estilo y diseño que aúna lo sofisticado y lo transgresor. Un imprescindible.
Comentarios