Si estás pensando en incorporar un toque industrial a algún espacio en casa, te recomiendo que no se te escape la silla Tolix. Es la firma indiscutible de los clásicos bistrós parisinos, sencilla y extremadamente funcional, el modelo A de esta silla sigue siendo, desde 1934, un infaltable.
El triunfo sobre la madera
A pesar de ser un icono industrial, la silla Tolix nació en Le Morvan, una región montañosa de la Borgoña francesa, de la que, en su tiempo, salían trabajos derivados principalmente de la madera.
El orígen de la silla Tolix puede rastrarse hasta una familia de apellido Pauchard, la que llevaba tres generaciones dedicándose al tratamiento de otro material: el zinc. Nadie imaginaba que Xavier (1880-1948), el más pequeño de los Pauchard, quien trabajaba con su padre como techador, se convertiría en el primer fabricante de acero galvanizado en Francia.
El resultado de la aplicación de su proceso, que consistía básicamente en sumergir acero en zinc, eran piezas recubiertas por una capa extremadamente duradera y resistente.
Para vivir en exteriores
Las sillas que llamamos de diseño suelen estar concebidas por arquitectos, diseñadores o artistas. Xavier Pauchard no era ninguno de los tres. Su gran legado es su visión. Como fabricante supo escuchar al mercado, entender su necesidad y responder a ella con un producto práctico.
Por eso en 1927 Xavier patentó su invento y abrió la firma Tolix para empezar a fabricar mobiliario. Entendió que su galvanización resolvía el problema de muchos hoteleros, que veían cómo sus mesas y sillas de madera se pudrían en las terrazas, víctimas de la climatología.
En 1934 diseñó la primera silla que, además de estar galvanizada, contaba con tres agujeros en el asiento para evitar que el agua se acumulara en caso de lluvia.
Hacían falta aún algunos ajustes de diseño: la silla Tolix refinó su estructura para permitir apilar hasta 25 piezas en una sola columna y así ahorrar espacio. El éxito fue imparable. Las grandes cerveceras empezaron a utilizarlas como merchandising y regalaban juegos completos de Tolix a los hoteleros con quienes cerraban acuerdos.
Ligeras, resistentes y funcionales, muy pronto se convirtieron en un infaltable no sólo en bistrós, cafés y restaurantes, también en oficinas, parques, fábricas y hospitales. A finales de 1950 salían más de 60.000 unidades de la fábrica de los Pauchard.
Icono industrial
Hoy, más de ochenta años después, la silla Tolix sigue siendo un referente y un icono vintage del look industrial, sobre todo desde que en 2004 se decidiera revitalizar los diseños de la empresa con una nueva línea que incluye mesas, taburetes y bancos.
Y aunque fueran pensados para vivir en exteriores, las sillas Tolix quedan perfectas en decoraciones interiores también. Son una forma económica y eficaz de conseguir un efecto industrial, incluso para tu matri, ¿qué te parece?
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