Mis favoritos: Sillones Retro

Los muebles antiguos tienen un halo de misterio y magia que últimamente ha vuelto a primera línea como tendencia. Y es que, en estos tiempos en los que todo es inmediato, parece que anhelamos una época en la que las cosas iban a otro ritmo, en la que los muebles eran únicos porque salían directos de las manos del artesano, y en los que las tendencias duraban más de media temporada.

Es como si quisiéramos seguir avanzando a toda prisa, pero mirando de vez en cuando a un pasado que nos evoca recuerdos de infancia. Los muebles y objetos juegan un papel bien importante en esta ilusión, porque también tienen alma y cuentan historias.

No todos tienen la suerte de conservar, de abuelos o bisabuelos, este tipo de piezas vintage que son auténticos tesoros. Por eso, en este punto se hace fundamental lo retro. Hoy te traigo una selección de los sillones Homy más onderos, con los que te puedes resarcir de esas ausencias y conseguir un look inigualable.

Sus formas y su silueta ya lo dicen todo, pero para conseguir el énfasis definitivo ahí tienes esa tapicería tan top, que automáticamente nos transporta a los años ’60. Si lo miras de frente, su matriz de coloridos círculos es el detalle sutil y necesario para potenciar un look, pero ese mismo estampado se convierte en total protagonista si miras el sofá por detrás ¡fíjate! Es la opción ideal para esos espacios abiertos y amplios, que permiten utilizar el sofá como separador de ambientes y lucirlo por completo, sin apoyarlo en el muro.

Si te va más el binomio blanco-negro y las líneas rectas y afiladas, aquí tienes otra opción para ti:

¿Quieres todo el protagonismo al frente? ¡no hay problema! Aquí tienes otro estampado sesentero, esta vez en tonos arena, que no pasará desapercibido. Como detalle, ¡me encantan las patitas cónicas rematadas en metal dorado!

Si te gusta la estructura, pero no te atreves con los estampados llamativos o crees que no le vas a sacar provecho a tan imponentes traseras y delanteras, te propongo una versión más ligera y recatada, aunque con la misma esencia vintage tan mágica. Lo tienes con el respaldo prominente, en color verde oliva:

O con respaldo más recto y sencillo, en mostaza:

Las mismas patitas divinas, ese trío de abotonadura que es un guiño indiscutible al más que mítico Chéster… pero con tapizado de gamuza en un sólo color. La personalidad ya la lleva en la estructura, pero siempre le puedes dar la onda que prefieras utilizando cojines y frazadas.

Mi favorito es el último, ¿tú, con cuál te quedas?