He hecho muchas mudanzas en mi vida y, la verdad, me encantan. Es el momento ideal para deshacerse de cosas, comprar nuevas y renovarse, desde la ropa hasta la decoración. Cuando tienes que vaciar tu casa no queda más remedio que vaciar todos y cada uno de los rincones, incluso esos que nunca revisamos, como el cajón de la cocina en el que guardamos todo lo que no sabemos dónde poner… así que la limpieza profunda es irremediable.
Yo lo veo como un nuevo capítulo, por eso lo afronto con ilusión y mucha energía, aunque comprendo también que cambios tan grandes pueden generar otros sentimientos, como miedos, dudas y sobre todo ¡mucha pereza!
Tómatelo con calma y, sobre todo, planifica. Tal vez en el nuevo lugar no quepan todas tus cosas, o puede que sea mucho más amplio que el actual y tengas que plantearte algunas compras (ésta es mi parte favorita). Sea cual sea el caso, lo que es seguro es que vas a tener que seleccionar y tomar decisiones.
Qué dejar
Empecemos por la parte complicada, que es deshacerse de cosas. Una vez decidas qué cosas no te quieres llevar será más evidente lo que va a acompañarte en tu nueva etapa. Aquí tienes tres categorías de cosas que deberías dejar:
Muebles o accesorios que compraste para una emergencia, los famosos “por mientras” que uno de repente compra para vestir un huequito o para solventar un problema puntual. En tu nueva casa encontrarás nuevos espacios que necesiten tu atención y tal vez también tengas que hacer alguna compra “de emergencia”, así que no cargues con los anteriores.
Es una excelente ocasión también para hacer un refresh y renovar algún mueble que vaya más con el nuevo estilo que quieras darle a tu hogar o con uno de mayor calidad.
Lo que esté roto, muy desgastado o no hayas usado en mucho tiempo. Si no lo usaste en un año, no lo necesitas. Aunque te cueste, es indispensable desprenderse de cosas. También es el momento ideal para cambiar algún juego de sábanas o toallas viejas, botar apliques rotos, sartenes picadas, frascos medio vacíos en la cocina y el baño, medicamentos caducados… En esta categoría también va incluida la ropa.
Lo que, simplemente, te ha dejado de gustar. Los gustos cambian, las persona evolucionan, y tal vez aquel arrimo que te compraste con tanto cariño cuando te fuiste a vivir solo ya no te gusta. Puede ocurrir. Así que sé honesto contigo mismo y tus sentimientos y despréndete de lo que ya no va contigo, aunque en un momento haya significado algo para ti.
Qué llevar
Ahora que ya hemos hecho una limpieza profunda y nos hemos desprendido de lo que nos lastraba, vamos a por lo que se viene. Hay algunas cosas que son obvias, por ejemplo, electrodomésticos que funcionan y las cosas de valor material y con utilidad práctica. También hay tres categorías de elementos que, para mi, merecen estar en la nueva etapa:
Muebles útiles y que tengan valor sentimental. La lista la encabezan el sofá y la cama, si es que ambos están en buenas condiciones (si no, es el momento ideal para invertir en unos nuevos).
Incluyo acá los muebles que estén algo viejos, pero a los que uno tiene cariño. Puede que con un tapizado o una mano de pintura llegue a tener un nuevo uso y utilidad en tu nueva casa. Es el momento de hacer esos cambios que nos dan lata y dejamos pasar y pasar y pasar. Eso sí, si ves que pasan unas semanas y sigues sin darle ese lavado de cara, déjalos ir.
Los textiles que estén en mejores condiciones. En el paso anterior ya nos deshicimos de los juegos de toallas y sábanas que estaban gastados, así que nos quedamos con los que tienen menos uso y están mejor.
Lleva los plumones, frazadas y alfombras a la tintorería para que estén como nuevos. Será como si estrenaras todo de nuevo.
Las plantas. Por supuesto, inclúyelas en tu mudanza. Son el toque de vida y color que encaja en cualquier casa y también en cualquier espacio.
Si quieres, puedes cambiar algún macetero o usar cestos para renovar su aspecto.
Quisiera hacer un apartado especial para libros, discos y revistas. Personalmente me cuesta muchísimo deshacerme de estos tres elementos, pero ocupan mucho y, sobre todo, como no se usan a diario, son un nido de polvo. Así que te recomiendo hacer una selección para llevarte y tener “en exposición”. Los demás, si no son muchos, puedes guardarlos en una caja en la bodega. Si son demasiados, vuelve a seleccionar y guarda algunos y regala los demás a alguien que los vaya a apreciar.
Piensa que cambiarte de casa es una forma de empezar de cero, de arrancar una nueva etapa, y para eso siempre viene bien dejar lo que nos lastra del pasado, ir ligero de equipaje, pero acompañado por lo útil y lo que tiene un significado para nosotros ¡Ánimo!
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