Reconozcámoslo: hay que ser valiente para atreverse, pero ¿Por qué no? Es una apuesta arriesgada, pero que puede hacerte ganar mucho espacio visual. Por eso esta idea es perfecta si vives, por ejemplo, en un estudio, en el que la cocina y el salón están integrados.
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Pintando la pared del mismo color que los muebles de cocina se consigue un efecto camuflaje muy interesante en espacios abiertos. Seguro que si ves en una cocina el muro y los muebles blancos no te llama la atención, y es que, aunque con el blanco también puedes conseguir la unificación, el impacto es mucho mayor si te atreves con colores menos convencionales, como el rosa o el verde, que además ¡Este año la llevan!
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Si además consigues que los electrodomésticos, como el lavavajillas o la lavadora, queden escondidos en muebles, el efecto será perfecto.
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Lo importante es que visualmente el espacio parezca más amplio y se sienta integrado. El contraste lo consigues con el resto de los elementos: los utensilios de cocina, unas buenas sillas de diseño y algunas macetas. ¿Qué dices, te atreves? Aquí te dejo algo más de inspiración:
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