¡Bienvenida primavera! Llegan las tardes de terraza, las reuniones al aire libre y las flores, ¡por fin! Pero también los colores vivos y alegres, como el verde, que es sin duda el color que mejor representa esta época del año.
En sus más de 100 tonalidades, el verde es el color de la naturaleza, inspira regeneración, crecimiento, y también aporta frescura. Se dice que el verde es el color perfecto para equilibrar emociones, por eso es un gran aliado para avivar y alegrar áreas dentro de la casa.
¿Qué tono uso y dónde?
Lo primero que tienes que decidir es qué tono de verde vas a utilizar. Los verdes brillantes son alegres, juveniles, vibrantes y crean ambientes entretenidos, mientras que los tonos oscuros son más duros, como pesados, y se asocian a ambientes más modernos, masculinos o sobrios.
También se usan mucho para acentuar de forma dramática algún muro.
Para conseguir un aire romántico y dulce, los tonos más apropiados son los pastel, como el mint, que sigue en boca de todos. Aunque sin duda, la gran estrella es siempre el verde loro o tropical, que aporta magníficas e impactantes notas de color.
Por lo general es preferible evitar que todas las paredes de una pieza sean de color verde. Si tu elección es además verde oscuro es mejor que pintes sólo piezas grandes, o que elijas uno de los muros para que el color no se coma el espacio.
Pero si decides utilizarlo, recuerda equilibrar el resto de la pieza con colores un poco más suaves.
Es un buen compañero que se mezcla bien con otros colores, por ejemplo en textiles estampados, y por lo general el verde sienta mejor en pequeñas pinceladas complementarias, incluso a veces simplemente en los toques de color que aportan las plantas.
Ideas inspiradoras para cada pieza de la casa
Si quieres conseguir un look muy Green, dentro de toda la filosofía verde de ecología y sustentabilidad, puedes diseñar los espacios de tu casa perfecta ayudándote de elementos naturales como alfombras de yute, suelos de corcho y muebles de madera reciclada.
Pero también puedes elegir el verde fuera de un concepto naturalista, para darle un toque de color y equilibrio a las piezas.
Los livings y comedores son los ambientes en los que más nos encontramos los verdes, sobre todo el verde hoja, el verde jade o el verde aceituna. Y es que son tonos equilibrantes, clásicos y que combinan fácilmente con otros, como los beiges y los tierra, especialmente.
En el baño los verdes aportan frescura y alegría, sobre todo el verde agua. No siempre tenemos baños grandes, espaciosos, luminosos y exteriores, por eso el verde nos ayuda a conseguir que este espacio de la casa (al que muchas veces se le resta importancia) se convierta en un oasis.
Puedes, por ejemplo, darle un toque de color a las toallas o a la cortina de baño, o directamente poner algunas macetas.
Como el verde se asocia instintivamente a la naturaleza, tener detalles de este color en los dormitorios ayuda a conseguir relajo y tranquilidad. Eso sí, recuerda no saturar la habitación con tonos estridentes, mejor concéntrate en pequeños detalles, como los cojines o algún adorno.
¡A los niños les encanta el verde! Así es que puedes utilizarlo también en sus piezas. Además es un color de género neutro, que suele gustarle tanto a los niños como a las niñas.
Tal vez en la cocina puedes atreverte un poco más y elegir algún mueble en verde sólido, un mantel entretenido, utensilios en distintos tonos y, por supuesto, alguna maceta con hierbas frescas.
En el pasillo, el hall de entrada o lugares de paso, puedes utilizar verdes más suaves y coquetos, como el mint. Reserva el turquesa para piezas muy luminosas y no abuses de él: ¡es un tono demasiado protagónico!
Ahora ya tienes todas las herramientas para ponerle color (verde) a tu casa. ¿Te atreves?
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