Todos los años, cuando se acerca diciembre, me hago una lista de propósitos para los siguientes doce meses, ¡seguro que muchos lo hacéis también! Desde hace algún tiempo intento que sean objetivos alcanzables, posibles y sobre todo motivadores, para que las intenciones se mantengan más allá de las primeras semanas y lleguen a materializarse.

También hace ya algunos años que mis propósitos incluyen mejorar hábitos y rutinas del día a día, incluyendo la casa y ¿sabes cuál es el que mejor me ha funcionado? Aprender a deshacerme de lo que ya no me hace feliz.

close up de una mesa e madera con individual tejido con bowls, copas y platos encima.
Cocina y mesa | HOMY

El comienzo

Esto partió cuando empecé a viajar por trabajo. Solo podía llevar una maleta de 20 kilos y estaba obligada a seleccionar muy bien cada uno de los elementos que iban a sumar esos kilos. Fue una forma brusca y algo desagradable de reducir mis básicos a lo realmente fundamental, y en esta tarea me di cuenta de que acumulamos montones de cosas que no utilizamos, que están desgastadas e incluso que ya ni siquiera nos gustan. ¿Por qué hacemos esto? Aún no he conseguido encontrarle una explicación lógica.

Y de pronto descubrí a Marie Kondo y su método, en el que explica cómo el orden afecta directamente a la felicidad. Con él enseña a desprenderse de todas estas cosas materiales que ya no suman en nuestras vidas, para quedarnos con las que realmente tienen un efecto positivo para nosotros.

Dormitorio estilo rústico y natural, con pared de hormigón y dos accesorios decorativos de pared, cama con respaldo de madera y muchos cojines decorativos.
Dormitorio | HOMY

Así que, siguiendo esta filosofía y en base a mi propia experiencia, te invito a que recibas al 2019 despidiéndote de algunos muebles y objetos que ya no usas o que están desgastados. No te voy a mentir, al principio te va a costar. Siempre aparecen las dudas “¿Y si lo necesito en un tiempo más?”, “ay, pero ¡qué pena! Me lo regaló mi abuelita hace 10 años” o “solo necesita una reparación, lo voy a guardar en este armario y ya lo haré cuando tenga tiempo”. La cruda realidad es que todas estas cosas que te plantean dudas son descartables, porque si no lo fueran no te serían dudas. Si no funciona, arréglalo o bótalo. Si te lo regalaron, pero no te gusta, deshazte de él. Si no lo usas hace años, realmente no lo necesitas.

Ojo, que el propósito no es deshacerse de todo lo antiguo, sino de desprenderse de lo que no tiene una utilidad. He aprendido que la clave está en la practicidad y en la honestidad con uno mismo, porque solo tú sabes si realmente ese objeto o ese mueble te aportan o no.

Verás cómo deshaciéndote de lo que no necesitas te sientes mucho más liviano. Tu casa se verá más despejada y ordenada, pero también te darás cuenta de que tienes más espacio del que creías y, probablemente, se te ocurrirán nuevas ideas para redecorar o aprovechar algún rincón de forma diferente.

Set de 3 lámparas de metal, flexibles y con detalles dorado. Una de pared, de escritorio y de pie.
Iluminación | HOMY

 

En definitiva, alivianar nuestra carga y dejar espacio para que entren nuevas energías y florezcan ideas y proyectos. Suena bien como propósito para este 2019, ¿cierto?