La simetría. Tan interiorizada que a veces ni siquiera nos damos cuenta de cuánto nos condiciona. Y es lógico en realidad. Hay muchas cosas que, casi por definición, van en pareja o agrupados de a dos: los cubiertos a los lados del plato, los veladores a los lados de la cama, los dos huevos del desayuno… ¡hasta los mismos humanos! Que somos también casi simétricos por naturaleza.
En decoración la simetría es valorada porque ayuda a crear armonía, equilibrio y orden. Sin embargo, un patrón simétrico muy repetido puede resultar cansador y poco original, y el equilibrio estético se puede conseguir sin necesidad de utilizar dos elementos idénticos o parecidos.
Romper ese efecto espejo sin generar caos es a veces arriesgado y tal vez te cueste acostumbrarte al principio, pero una pieza que incumple la simetría “lógica” se siente más vivida, flexible y natural. Al fin y al cabo, la belleza está en el ojo de quien la mira y depende más de distancias bien medidas, justas proporciones y equilibrio que de simetría pura.
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Simetrías fáciles de romper
Los dos lados de la cama: ¿quién dijo que es obligatorio tener dos veladores iguales con lamparitas idénticas? Si son dos en la pieza, aprovechen para darle el toque personal a su lado de la cama. No hace falta poner un mueble con puertas; un taburete, una escalerita, unas maletas antiguas o unos cestos sirven. ¡Hay mil opciones!
Si duermes solo, aprovecha un lado para colocar un mueble más práctico y el otro dedícalo a colocar cosas lindas que te guste tener cerca de la cama. Eso sí, aunque los muebles y las decoraciones sean distintas, recuerda guardar las proporciones para que el conjunto se vea armónico y completo.
Las sillas de comedor: Ahora que los comedores cada vez son más pequeños, tenemos la excusa perfecta para montar espacios eclécticos y entretenidos. Ya nadie va a mirarte raro porque tus sillas no sean iguales. ¡Al revés!
Las sillas disparejas, de distintos estilos, materiales y colores son la ruptura perfecta de la simetría clásica. Ni siquiera hace falta que todas sean diferentes, con una será suficiente para conseguir el efecto.
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Si tienes poco espacio y prefieres una opción un poco más funcional, anímate a colocar un banco en un lado y sillas en el otro.
Los auxiliares en torno al sofá: Las dos mesitas, los dos pufs, las dos banquetas, las dos butacas… ¿Qué tal si las combinamos entre sí? Una mesita y un puf, por ejemplo, o dos mesitas, pero que sean totalmente diferentes.
Los cuadros: Decorar los muros es siempre un gran desafío. Tal vez por eso muchas veces tendemos a elegir un par de piezas grandes y a colocarlas una al lado de la otra, o enfrentadas. Parece que así se consigue el efecto relleno y el tan deseado equilibrio. Sin embargo, se pueden lograr muros vestidos y armónicos, por ejemplo, con composiciones de forma de nube.
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