Hay quien piensa en dragones dorados y farolillos rojos orientales cuando escucha hablar del Feng Shui. Sin embargo, esta disciplina oriental, que literalmente significa “viento y agua”, no es un estilo decorativo ni tampoco una tendencia. Se trata más bien de una filosofía ancestral fundamentada en la ocupación consciente y armónica del espacio. Según este arte todo lo que nos rodea, incluyendo los objetos inanimados, tiene energía y con algunas sencillas pautas podemos conseguir que ésta fluya mejor para crear espacios en los que sentirnos más a gusto.
No se trata de aplicar reglas matemáticas imposibles ni de deshacerte de tu estilo. De hecho puedes usar el Feng Shui en todo tipo de decoraciones, porque importa más el equilibrio y la distribución que los objetos en sí. Como para casi todo en lo relacionado con la decoración, no existen reglas absolutas y la mejor vara de medir es siempre el sentido común. Aquí tienes las líneas básicas:
Despréndete de lo innecesario y mantén el orden
Como según el Feng Shui todo lo que nos rodea tiene su propia energía, cuanto más acumulamos, más energías condensamos. De vez en cuando conviene hacer limpieza y desprenderse de aquellas cosas que ya no utilizamos o que ya no queremos para dejar espacio a energías nuevas. Puedes aprovechar el cambio de temporada para revisar la ropa de tu clóset, por ejemplo, o reorganizar los juguetes de los niños.
Elige colores claros
En el Feng Shui los colores se relacionan con los cinco elementos; el fuego (rojo), la tierra (amarillo), el agua (azul), el metal (blanco) y la madera (verde). La paleta clara de colores tiene una serie de ventajas muy evidentes en decoración. La primera es que éstos colores son más flexibles, es decir, combinan con más cosas y además hacen que los espacios se vean más iluminados. El Feng Shui se amarra a estos conceptos y añade que los colores claros canalizan mejor las energías.
Pero ojo, eso no significa que los colores fuertes estén vetados. Todo va a depender de la calidad de los tonos y la cantidad de color en cada espacio. El consejo es que los utilices con equilibrio y moderación, pero sobre todo teniendo en cuenta las actividades que se realizan en ese espacio.
Equilibra los elementos geométricos
Ya te habrás dado cuenta que esta filosofía alude mucho al simbolismo y así como los colores, las formas también están asociadas a los cinco elementos. El cuadrado representa la tierra; el triángulo, el fuego; el círculo, el metal; el rectángulo, la madera, y lo irregular, el agua.
Seguramente has escuchado que el Feng Shui prefiere las formas redondeadas y los objetos con pocos ángulos, aunque en realidad lo que se pretende es evitar en la medida de lo posible formas agresivas. Por ejemplo, no es que una mesa redonda sea mejor que una cuadrada o rectangular, pero es la única que hace posible que todos los comensales estén al mismo nivel porque no tiene cabeceras y eso hace que la energía fluya de otra forma.
Cada espacio de la casa tiene su propia energía
El dormitorio, el living y el baño son, en ese orden, las estancias más importantes para la decoración según el Feng Shui. Cada espacio tiene su propia utilidad y por eso cumple con reglas distintas. En otro post vamos a ver los consejos básicos para aplicar Feng Shui en cada una de las piezas de tu casa.
Prefiere adornos que te proyecten cosas positivas
Puedes elegir los adornos que prefieras para decorar tu casa, aunque hay algunos objetos que son un clásico en este arte de la decoración, como los espejos. Eso sí, pueden tener el estilo que tú quieras, porque según el Feng Shui lo más importante es que tu casa te represente y que proyecte lo mejor de ti para atraer esa energía.
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