El arcoíris es uno de esos símbolos inequívocos del mundo de la fantasía y la magia, tal vez por eso a los niños les encanta, sobre todo a los más pequeños.
En realidad, un arcoíris es un fenómeno natural que ocurre cuando los rayos del sol atraviesan pequeñas partículas de agua que están suspendidas en la atmósfera. Entonces la luz se descompone en 7 colores: rojo, naranjo, amarillo, verde, cian, azul y morado. Así que para que haya un arcoíris deben coexistir dos elementos: agua y luz, por eso se buscan después de las lluvias y también existen donde hay cataratas o cascadas.
Por su belleza y misticismo, este arco multicolor ha dado lugar a cientos de leyendas y se ha convertido en elemento fundamental para el folklore de algunos países, como Irlanda, por ejemplo. También ha servido de inspiración para músicos, escritores e incluso para las influencers, que se lo han imaginado también en el pelo o el cuerno de los unicornios y lo han vuelto a traer a la primera página de las tendencias.
Su toque tampoco ha pasado desapercibido en decoración, sobre todo para las piezas de los más pequeños de la casa.
Y es que los colores, además de conseguir un efecto bien vivo y alegre que les estimula, también son un referente fácil para ayudarles a ordenar e identificar patrones.
Eso sí, recuerda que cuando los colores son muy vivos pueden provocar el efecto contrario y saturar demasiado el espacio, causando ansiedad y dificultad para concentrarse. Así que el tip fundamental para montar una pieza arcoíris es la mesura.
No hace falta que todos los elementos sean coloridos, basta destacar detalles. Para lo demás, usa colores neutros como el blanco, el gris o el beige, así la pieza se verá armónica y alegre sin estar sobre cargada.
¿Te animas? Aquí tienes algunos elementos Homy con los que empezar:
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