¡Sí, los flecos! Ese ornamento multiestilo que parece estar presente entre los hippies, rockeros, románticos y bailarinas de flamenco… Durante un buen tiempo dejamos de verlos, tanto en moda como en decoración, pero tranquilos, amantes de lo vintage, porque ¡han vuelto!
Tal vez te sorprenda saber que los flecos ya se usaban hace miles de año y que, de hecho, en su origen, formaron parte de prendas de ropa masculina: los faldones que usaban los hombres de la civilización sumeria, hace más de 5.000 años.
Estos faldones estaban hechos de gruesos mechones de lana ordenados en franjas verticales. Con el tiempo fueron evolucionando hacia algo más sencillo, ligero y estéticamente lindo, convirtiéndose en los flecos que hoy conocemos. Y ¡ojo!, porque no empezaron a aplicarse en ropa femenina hasta finales del S. XVIII.
Desde entonces hasta ahora, los flecos han recorrido un largo camino. Se han aplicado en tendencias y looks de todo tipo. Tal vez por todo ese bagaje histórico y emocional, su regreso, mucho más ligado a su línea romántica y chic que a cualquier otra, está siendo apoteósico.
En casa estamos acostumbrados a verlos en alfombras y cojines, pero en este resurgir vuelven a recuperar el protagonismo que tuvieron para rematar cortinas, colchas y también para adornar las pantallas de las lámparas.
Además de las aplicaciones en textiles, los flecos se han tomado también los muebles. Y es ahí donde brillan con esplendor, sobre todo combinados con otro gran clásico: el terciopelo
Es innegable que enriquecen el diseño del objeto que decoran, pero en esta nueva ola, reconozco que mis aplicaciones favoritas son dos:
- Las atrevidas y extremadamente femeninas butacas, que se atreven a tapizar sus traseras y bajo con varias hileras de flecos.
- Y las lámparas de estructuras metálicas hiper sencillas, que simplemente presentan una maxi ampolleta redondeada y se rematan con unos glamorosos flecos… ojalá rosados.
¿Sabes lo mejor? ¡Que lo puedes hacer tú misma! Escoge un pouf, una butaca o una silla que necesite un refresh y ¡ponle flecos! ¿te atreves?
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