El sofá es uno de los muebles más importantes de la casa tanto por sus dimensiones como porque en torno a él “construimos” el resto de la decoración de la pieza. También porque lo usamos a diario para sentarnos, pero también como refugio para descansar durante el fin de semana, para recuperarse cuando uno está agripado, como punto de reunión de amigos y familia y finalmente, como butaca de cine particular.
Por eso, elegir el sofá es una de las decisiones más importantes a la hora de amoblar una casa y ¡sabemos que puede parecer desafiante! Que un sofá sea “perfecto” depende de muchos factores: el tamaño y la función de la pieza en la que lo vas a instalar, tu rutina diaria, la composición de tu familia… Aunque para mí hay tres condiciones que un sofá debería cumplir sí o sí: Tiene que ser cómodo, resistente y funcional.
Sí, pero ¿cómo hago para elegir el que mejor se adapta a lo que necesito? Para responder a esa pregunta he recopilado algo de información que seguro te sirve como guía a la hora de decidirte:
El tamaño sí importa
Sí. Y mucho, porque ¿te imaginas una pieza chica con un sofá enorme encajado de muro a muro? La sensación inmediata es de agobio y saturación. Por eso, antes de ir a comprar tu sofá mide bien la pieza. Aquí el primer tip: si vas a poner solo un sofá, éste debería ir en el muro más grande de la pieza.
Si quieres poner más de uno te recomiendo que en las piezas espaciosas los distribuyas en forma de U para crear espacios más acogedores.
En las pequeñas, es mejor que los coloques en forma de “L”. Te ayudará a aprovechar muy bien el espacio, especialmente el de las esquinas y rincones.
Hay otros números que también importan, por ejemplo: ¿cuántos son en casa?, ¿alguno de ustedes es muy alto o muy bajito? Pueden parecer detalles con poca importancia, pero te aseguro que en el día a día se notan.
Tapicería resistente & color neutro
Una tapicería de un material resistente y de un color neutro son claves para que tu sofá perdure en el tiempo. Es cierto que, a veces, podemos preferir comprar muebles temporales, que nos apañen en un determinado momento para luego reemplazarlos. Si éste es tu caso, o si eres un apasionado del diseño y te gusta cambiar seguido los muebles, entonces te puedes atrever con colores más llamativos o tejidos de tendencia.
Sin embargo, para un sofá más perdurable te recomiendo que elijas materiales como la loneta, el algodón, la chenilla o el cuero (o ecocuero), que aguantan mejor el paso del tiempo y el trote de la vida diaria.
El color depende mucho de tu estilo personal y de la decoración de la pieza, pero piensa que un sofá en colores neutros (tonos tierra, gris, blanco, negro…) puede vestirse con cojines y frazadas para adoptar la personalidad que le quieras dar.
Y sí… leíste bien… ¡escribí blanco! Porque, aunque de entrada pueda no parecerlo, ¡sí es un buena idea! Porque suma luz, ocupa menos espacio visual, potencia la sensación de armonía y, con un par de textiles, encaja en cualquier estilo. Es mucho menos sucio de lo que crees (te lo digo por experiencia), sobre todo si eliges un tapizado lavable. Aquí el segundo tip: los tapizados con algo de textura (como la chenilla) ayudan a disimular las manchas y el roce.
Para los más atrevidos: ¡sofás estampados! Eso sí, recuerda que, por ejemplo, los estampados de flores ocupan mucho espacio visual y por eso es mejor reservarlos para piezas grandes y con bastante luz. Si quieres probar con las rayas (ideales para un look Navy) te cuento que las verticales harán que tu sofá se vea más estilizado, y las horizontales lo harán parecer más largo.
Mi tipo perfecto
Sofás hay de muchos tipos: de dos, tres, cuatro o cinco plazas, rinconeras, chaise longue, sofá cama, futón… Y el tipo perfecto para ti será el que encaje mejor con la función que le vayas a dar. Por ejemplo, si buscas un sofá para una pieza multifunción (que sea oficina, espacio de juegos y habitación de visitas), seguramente la mejor opción será un futón o un sofá cama. Pero si son muchos en casa y tienes un living de tamaño medio, tal vez prefieras un sofá con chaise longue para que puedan sentarse juntos a compartir.
También hay quien quiere un sofá meramente decorativo, ¿por qué no? En ese caso puedes permitirte que el diseño predomine sobre todo lo demás y te puedes decantar, por ejemplo, por materiales más delicado y estructuras más entretenidas.
En definitiva, el sofá perfecto seguramente no existe, pero sí el ideal para ti. ¿Ya sabes cuál vas a elegir?
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