Siempre he sido una gran fan de los biombos, pero tengo que reconocer que mi gusto por ellos ha resurgido por la pura necesidad. Acabo de cambiarme de casa y la pieza principal tiene una más chiquitita, contigua, que podría actuar como vestidor, pero que no tiene puerta.
Buscando alguna solución práctica y linda se me ocurrió poner una cortina, pero pensé que me quitaría demasiada luz y el efecto visual sería demasiado pesado. Entonces recordé que mi abuela solía tener un biombo de cuatro hojas en su dormitorio que utilizaba a la antigua, para cambiarse de ropa. Me decidí a buscarlo, ¡y lo encontré!
Estaba un poco deteriorado por el paso de los años, pero con un poco de cariño y varias manos de chalk paint ha quedado fabuloso. Se parece bastante a éste:
El caso es que todo el que viene a casa se fija en él y siento que sufren un pequeño pellizco de nostalgia. Creo que porque los biombos tienen un lindo efecto romántico, y a la vez un poco sensual. ¿Qué opinas?
Los biombos tienen muchos siglos de historia, y aunque son originarios de China, su nombre proviene del japonés y significa “protección contra el viento”, porque esa era su función primaria. Sin embargo el biombo siempre ha sido uno de esos elementos versátiles que uno puede tener en casa y utilizar para varias cosas. Aquí tienes algunas ideas:
Para separar ambientes en un espacio abierto
Para conseguir intimidad en una zona de la pieza
Para decorar, por ejemplo, como cabecero de cama
A lo largo de la historia, los biombos o separadores de ambiente se han adaptado a los distintos movimientos artísticos, por eso hoy los tenemos para todos los estilos, necesidades y gustos. Por ejemplo, si tienes un espacio muy pequeño, tal vez te sirva un biombo de una o dos hojas; si tienes un techo bajo, puedes elegir un biombo más estrecho y alto para generar sensación de altura; y si tienes un jardín que necesita un poco de privacidad, puedes colocar un biombo de materiales naturales que se integre en la decoración y deje pasar la luz.
Lo mejor es que puedes encontrarlos de casi cualquier material: madera, forja, papel… ¡hasta espejos! Así que si aún no tienes el tuyo, pásate por Homy, ¡seguro que encuentras el que te hace falta para ese rinconcito!
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