Elegante y sofisticado, el terciopelo resurge de un extendido letargo y vuelve al primer plano sin opción a la ambigüedad o la indiferencia. Está, y se va a quedar un tiempo más.
¿Qué opinas tú? ¿Eres de los que lo aman o de los que lo encuentran pretencioso y obsoleto? Yo no puedo decir que me haya conquistado, porque tengo que reconocer que me fascina desde siempre. Lo he usado mucho para vestir, pero la verdad es que, hasta ahora, no me había planteado aplicarlo en casa.
Se cree que el terciopelo tiene su origen en el lejano oriente. Las primeras referencias aparecen a finales del S. XIII, aunque se sabe que ya los faraones egipcios usaban materiales similares. Mercancía de lujo durante cientos de años, comparable incluso a la seda, con la que a veces se fabricaba, y símbolo del poderío económico y el status de las clases nobles.
Seguramente su reconocimiento histórico se debe a la complejidad para producirlo, ya que había que tejerlo sobre telar, con costosos materiales y procurando, sin herramientas mecanizadas, el corte homogéneo de toda la superficie para conseguir la suave textura de durazno que lo caracteriza.
Los italianos fueron los primeros en incorporar el terciopelo a la moda de lo nobles y ya en la Edad Media eran los más reconocidos. Hoy, la fabricación de terciopelo se concentra principalmente en versiones más sencillas, que se utilizan en aplicaciones infinitas, pero los tejidos de terciopelo italiano siguen siendo los de mayor calidad del mundo.
Mucho antes de que se usaran para vestir a las personas, el terciopelo ya vestía casas y palacios. Durante siglos fue uno de los tejidos favoritos para las cortinas de suntuosos salones de baile, las tapicerías de butacas y sillones reales e incluso colchas y cortinas de dosel en dormitorios y recámaras.
Y hoy volvemos a verlo, como parte de ambientes más modernos. Se mezcla especialmente con muebles de corte victoriano, que se intercalan con otros de líneas más simples para crear looks eclécticos y muy personales. Mis favoritos son, sin duda, las butacas y sofás.
El terciopelo también ha conquistado el mobiliario nórdico, ¡aunque pueda parecer contradictorio! Y aunque no lo creas, funciona a la perfección y está causando furor aplicado sobre estructuras metálicas (de líneas sencillas y brillantes).
En cabeceros, vuelve muy ligado a otro clásico: el capitoné. Pero si no te atreves a darle tanto protagonismo todavía, empieza por colchas o quilts, como éste de Homy.
Si prefieres empezar con toques más sutiles hay dos elementos perfectos: los pequeños taburetes cilíndricos con apliques dorados, que son un must esta temporada; y por supuesto los siempre versátiles cojines.
¿Ya sabes por dónde vas a empezar?
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