No hay duda de que las plantas elevan la decoración, pero también mejoran la calidad de vida: purifican el aire, aportan bienestar y dan frescura en verano. Para que eso se cumpla, necesitan la atención adecuada.

En esta guía aprenderás cómo cuidar plantas con trucos prácticos y fáciles de aplicar. Está pensada para quienes quieren empezar a tener plantas, para aquellos que ya las tienen, pero se les mueren, y para todos los plant lovers.

1. Conoce la planta y sus necesidades

Antes de comprar o llevar una nueva planta a tu casa, identifica la especie y aprende sus necesidades básicas: cantidad de luz, tolerancia al frío y al calor, frecuencia de riego y tipo de sustrato.

Esta información es la base para evitar la mayoría de errores en el cuidado de un jardín. No es lo mismo cuidar un cactus que un helecho. 

Clasifica tus plantas según su requerimiento de luz natural: sol directo (suculentas, cactus, aloe vera), luz indirecta (monstera) y sombra (pothus, zamioculca, helechos). Y evita moverlas, ya que el cambio brusco de condiciones puede provocarles estrés.

Finalmente, obsérvalas: sus hojas, tallos y crecimiento te dirán si estás acertando o no. Hojas amarillas, crecimiento muy lento o caída de hojas son señales de alerta que te indicarán qué ajuste hacer (más/menos agua, más luz, fertilizar, trasplantar, etc.).

Si tienes dudas, empieza por especies resistentes (pothus, zamioculca, sansevieria, cactus y sucualentas) mientras aprendes.

Estante blanco con distintas plantas en sus repisas, de diferentes tamaños y especies.

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2. Cuida el riego (la raíz de la mayoría de los problemas)

Regar correctamente es el desafío más frecuente. Por regla general, es mejor quedarse corto que regar en exceso.

Comprueba la humedad metiendo un dedo 2–3 cm en el sustrato; si está seco, riegas; si está húmedo, espera. Para plantas sensibles al exceso de agua (cactus y suculentas), aplica el método “empapar y dejar secar”.

También es clave que aprendas a identificar síntomas:

  • Las hojas amarillas, tallos blandos y moho en el sustrato indican un exceso de riego.
  • Las hojas secas o amarillas en los extremos, y la tierra retraída de las paredes del macetero, representan falta de agua.

Algunas técnicas útiles para que aprendas a regar correctamente:

  • Riego superior (por encima) para la mayoría, puedes usar una manguera o regadera.
  • Riego por goteo para plantas que necesitan humedad constante.
  • Usa agua a temperatura ambiente.
  • Si tu agua tiene mucho cloro, deja reposar unas horas o usa agua filtrada/lluvia, incluso el agua que te sobre del hervidor.

Ajusta la pauta de riego según estación (menos riego en otoño-invierno).

Mujer usando un pulverizador de agua manual para regar una planta colgante.

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3. Dales la luz adecuada

La luz es el motor de la fotosíntesis. Ubica las plantas según su tolerancia lumínica: si tus ventanas dan hacia el poniente, tus plantas deben ser resistentes a la intensa luz de las tardes.

Si tus ventanas dan hacia el sur, opta por especies de sombra que no requieran luz directa. Y si tu casa o departamento da hacia el norte u oriente, tienes más opciones de plantas que requieran luz y sombra parcial. 

Si vas a cambiar una planta de posición y exposición al sol, muévela gradualmente y vigila cómo reacciona las primeras 2 a 3 semanas.

Son signos de luz insuficiente: tallos alargados, hojas pálidas, pocas flores. Mientras que las manchas marrones en hojas y bordes quemados son signos de exceso de luz.

Rincón interior con varias plantas en el suelo, otras en un estante y una gran planta sobre un piso de madera.

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4. Usa el sustrato correcto

El sustrato es la base de tus plantas, la tierra que las contiene. Éste debe drenar bien, retener nutrientes y estar bien aireado. Para elegirlo, opta por mezclas específicas:

  • Sustrato universal para la mayoría de plantas de interior.
  • Mezclas arenosas para suculentas (arena gruesa + perlita + tierra).
  • Mezclas ligeras con corteza para orquídeas y epífitas.

Usa siempre maceteros con agujeros para drenaje y una capa de material poroso en el fondo. Y evita que el sustrato se compacte, renovando o aireando la mezcla cuando notes que no drena bien o huela a humedad.

Mujer cuidando sus plantas sobre una mesa. En sus manos está manipulando un sustrato.

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5. Abona en su justa medida

Las plantas que están en maceteros, con el tiempo agotan los nutrientes del sustrato. Para evitar que dejen de recibir nutrientes, usa fertilizantes que las mantengan sanas y fuertes, los hay aquímicos, orgánicos y compost.

En primavera y verano (fase de crecimiento) abona cada 2 a 6 semanas según la planta y el fertilizante elegido. En otoño e invierno reduce o suspende el abonado porque la mayoría de plantas entra en etapa de reposo.

  • Señales de exceso: puntas de hojas marrones o quemadas y detención del crecimiento.
  • Señales de carencia: hojas pálidas y/o con manchas. Si dudas, realiza un abonado suave y observa cómo reacciona.
Persona sentada en el suelo con un macetero en sus manos, sustrato en bolsas, herramientas de jardín y una planta.

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6. Limpia hojas y revisa plagas regularmente

¿Sabías que las hojas limpias realizan mejor la fotosíntesis? Para esto, pasa un paño húmedo suave periódicamente para quitar polvo

También tienes que revisar las hojas y la parte inferior en búsqueda de plagas: cochinillas, pulgones, araña roja, mosca blanca, etc.

  • Para infestaciones leves, aplica jabón potásico, aceite de neem u otros productos específicos por la mañana y repite cada 7-10 días hasta controlar.
  • Aísla plantas nuevas por 2 semanas antes de integrarlas para evitar contagios.
  • Si detectas hongos (moho, manchas negras) reduce humedad ambiental, mejora la ventilación y retira las hojas afectadas.
  • Para plagas graves que no respondan a medidas naturales, usa tratamientos dirigidos.
Manos de una mujer revisando las hojas de una planta dentro de un macetero.

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7. Trasplanta cuando lo necesiten (y hazlo bien)

Trasplantar renueva y airea el sustrato, pero también le da espacio a las raíces para que la planta pueda crecer. Son señales de que toca trasplantar:

  • Raíces asomándose por los agujeros del macetero. 
  • Crecimiento detenido a pesar de los cuidados. 
  • Sustrato que se seca enseguida o se compacta.

¿Cómo trasplantar? Riega la planta un día antes para hidratar las raíces; elige un macetero 1 o 2 veces más grande que el actual, extrae la planta y sus raíces con suavidad y corta raíces podridas. Luego, coloca el nuevo sustrato y acomoda la planta sin enterrar demasiado el cuello.

Para suculentas espera 2–7 días antes de regar para que heridas cicatricen. Sin embargo, para la mayoría de plantas de interior puedes dar un primer riego ligero tras el trasplante.

Evita fertilizar durante 2 a 4 semanas después de trasplantar, mantén la planta en condiciones estables (luz moderada, sin corrientes de aire fuertes), y observa cómo reacciona.

El mejor momento para trasplantar es en primavera, cuando la planta entra en fase de crecimiento.

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Cómo cuidar plantas no es un misterio sin resolver, la clave está en observar y responder:

  1. Conoce la especie antes de comprar.
  2. Riega según su necesidad real.
  3. Ajusta la luz a su tolerancia.
  4. Usa el sustrato adecuado y maceteros con drenaje.
  5. Abona en etapa de crecimiento, con moderación.
  6. Limpia hojas y revisa plagas semanalmente.
  7. Trasplanta cuando las raíces lo indiquen.